Un click es mi vida


 

Aristóteles mencionaba que el fin supremo de todas las cosas es la felicidad del hombre y por su parte Sócrates decía que toda intención es buena en su origen. En estos últimos dos siglos y parte del naciente del XXI, la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, brindándonos toda clase de comodidades.

En un principio la intención fue dejar de lado los procesos rutinarios en las máquinas y que de esta manera el hombre pudiera dedicarse a cuestiones más “importantes”, quizá como el cultivo del conocimiento a favor de una vida enriquecida y por lo tanto feliz.

En la actualidad, esta intención se ha perdido en el proceso, así que “comodidad” y “felicidad” se han transferido a un click de distancia entre un supuesto conocimiento y el acercamiento en la comunicación con el mundo. Lo que en teoría significaría la armonía con el mundo social tan importante en el desenvolvimiento del hombre.

Este click da el poder a millones de personas en el planeta de cambiar una y otra vez de campo en la interacción. Es decir, se puede con un click estar en un punto equis y cerrar, abrir, guardar y cambiar a cualquier otro tema que les apetezca.

La idea de control se perdió por la comodidad de oprimir un botón al arduo trabajo que implica el tener la duda en los contenidos. No se preguntaron o no supieron preguntarse los consumidores por qué y para qué. Porque el sistema es tan atractivo a la pereza y las imágenes tan fáciles a la complicada lectura de las letras.

Las personas se limitan a conocer las funciones básicas para llenar una necesidad de aparente comodidad, traducida en un falso estatus de modernidad. La tecnología no solo ha modificado la visión que del mundo el hombre tenía antes de la cibernética en masa. Transformó su estilo de vida y aumentó su inutilidad en el mundo.

Las personas se sienten perdidas si se extravía el celular o su Ipad, Tablet, Lap Top. Se hizo a la persona en discapacitada mental, “obligándola” sutilmente a absorber una confortabilidad y disminuyendo su capacidad crítica. Y lo que es peor ha llegado hasta la raíz de la humanidad que son los niños a través de juegos de video “educativos” que solo los incita a seguir un camino sin análisis de comprensión y por lo tanto inútiles de decidir o salir al mundo real.

Ya no se pregunta, la curiosidad por la cual nace todo conocimiento se ha perdido. San Internet ahora es el omnipresente y omnisciente que todo lo sabe, el que hace “famosos”, “crea millonarios” y esparce la luz en el planeta. Teniendo además el control de la información que aquí se deposita. El mundo se ha vaciado en un aparatito a un lado de un café o pizza.

Y esto no es nuevo. Desde hace más de un siglo las grandes corporaciones se dieron a la tarea de convertir al campesino en un obrero listo para ser incluido en la producción en masa, quitándole cada vez el control de su proceso productivo y después disminuyendo su capacidad de decisión y análisis.(1)

Por supuesto que hubo resistencia, la gente en un principio se rehusó y aceptó grandes castigos y vejaciones pero al final no es fácil tener la panza vacía y tuvo lo básico a cambio de adoptar el conformismo y la estupidez.

Ahora vemos a los ejecutivos con un aparatito, con un click navegar a tantos mundos que resulta indescriptible imaginarse un mundo real a través de un mundo virtual y sólo de eso somos dueños de un click para “tener el control”. Por otro lado el click no solo elimina ese tal control en la que la persona cree tener confinado todo el conocimiento del mundo.

Todo esto resulta tóxico sobre la atención de las personas. Al oprimir el botón tantas veces desee la persona, no finaliza una acción. Constantemente sus dedos se ven colapsados en el movimiento del aparato que su enfoque de objetividad se pierde.

Y sino haga la prueba, siéntese frente a una computadora, lap top , celular o Tablet y verá que cada portal que consulte aparecerán siempre detalles en la información tal vez en imágenes o títulos de diferente color, la “manita” o el “cursor” siempre nos conduce hacia más y más información, nunca se termina la acción y la atención siempre salta de lugar en lugar, muy conveniente para el tan famoso déficit de atención, atención dispersa y persona hiperactiva no controlada y en muchos casos con medicamentos y lo que es peor la confusión entre un mundo real y el virtual. Un lado tóxico favorable a la desaparición del pensamiento crítico.

Se pierde de vista lo fantástico de la tecnología, lo indeseable es la estupidez con que se utiliza.

 

  • http://issuu.com/enguita/docs/la-cara-oculta-de-la-escuela

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